Dulce, clandestino y atractivo, el millonario negocio del vapeador en México


De menta, mora, sandía, plátano o melón… el dulce aroma y humo que expiden los vapeadores o cigarros electrónicos es algo así como un nuevo must entre la moda de jóvenes y no tan jóvenes que buscan una alternativa al penetrante y fuerte olor del cigarro tradicional, el Marlboro de toda la vida. Los también llamados “Maskking”son lo de hoy; uno los encarga como en pedido de Avon o también los saca de una maquinita dispensadora como si de una golosina se tratara. Los vaps son dispositivos que funcionan con batería que calienta el líquido que llevan y lo convierte en un vapor que la persona inhala, su precio varía entre márgenes que van de los $250.00 a los $5,000 pesos dependiendo de la tecnología o los aditamentos que estos aparatitos parecidos a un bolígrafo, tengan (los hay que se activan por voz, los que sustituyen la nicotina por ácido cítrico o incluso los que tienen bluetooth).

¿El problema? Su consumo fuera del marco de la ley. Sí, por increíble que parezca, los más de 5 millones de mexicanos que han usado el cigarro electrónico alguna vez, lo han hecho de manera ilegal. De acuerdo al Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la importación de cigarros electrónicos está prohibida desde el 20 de febrero por decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador, así lo comunicó el Diario Oficial de la Federación; la historia viene de mucho tiempo atrás, 2008 para ser exactos, cuando se expidió la Ley General para el Control del Tabaco, en dicha publicación, se habla de que los vapeadores son un riesgo total que contienen sustancias tóxicas y compuestos cancerígenos, en ocasiones, superiores a los cigarros tradicionales… Así, desde el boom de estos dispositivos en 2007, las muertes relacionadas a su consumo han sido la principal razón para que se generara una especie de cacería de brujas a su alrededor en países como Estados Unidos, Argentina, España y México, donde el cierre definitivo de las primeras smokeshops se dio en medio de escándalos, dimes y diretes. Lo cierto es, que tan solo en nuestro país, donde se calcula que existen 17 millones de fumadores, de los cuales 1.5 millones son usuarios de estos producto y que a nivel global, este negocio alcanzó un valor de 15,040 millones de dólares tan solo en 2020, en nuestro país, el mercado sigue creciendo de manera clandestina dejando de ingresar a las arcas del Estado hasta 2 mil millones de pesos al año en impuestos.

¿Entonces, Philip Morris ha quedado fuera del panorama? ¡Para nada! La famosa firma dueña de Marlboro ha apostado por poner en el mercado sus propios vapeadores desde finales de 2019. British American Tobacco, dueña de Pall Mall y Lucky Strike, también han desarrollado sus propios calentadores de tabaco y vaps de nicotina que comercializan en otros países. Sin duda, la modificación al decreto presidencial tendría que ser una de las grande prioridades para que el uso de esta opción sea regulada y todos ganen, al final, todo se reduce a fumar y los efectos son más que conocidos. Bajo advertencia, no hay engaño.

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