¿“El Salvador” del Bitcoin?


Sin duda, la noticia de la semana que sorprendió a propios y extraños, fue la acción realizada por el país centroamericano luego de que el miércoles de esta semana la Asamblea Legislativa de El Salvador, aprobara legalmente la Ley Bitcoin, convirtiéndose así en el primer país del mundo en reconocer y aceptar el criptoactivo como una moneda legal de intercambio, desatando así la controversia entre aquellos que apuestan por incorporar esta “moneda” como medio de pago y quienes insisten en que es demasiado prematuro y peligroso. En todo caso, los expertos reconocen que no existen estudios como tal que respalden el impacto negativo o positivo de esta maniobra.

¿Entonces? Pese a ser señalado y cuestionado, el presidente Nayib Bukele afirma que el uso de esta cripto tiene un gran potencial para ayudar a los salvadoreños que viven en el extranjero a enviar remesas a sus parientes en aquel país, esto sin hacer de lado la tradición del dólar, lo que buscaría mantener una armonía monetaria en dichas transacciones que representan más del 20% del PBI de la nación centroamericana.

Otro de los puntos a favor de acuerdo al mandatario salvadoreño, es que según sus estimaciones, la ley que aprueba el uso del Bitcoin ayudaría a generar un número considerable de nuevos empleos a corto plazo además de favorecer la inclusión financiera de miles de personas que actualmente se encuentran dentro de las filas de la economía informal.

Sin embargo y para entender la otra cara de la moneda, personajes como Óscar Cabrera, ex presidente del Banco Central de Reserva (BCR) de El Salvador, han señalado que el dolor de cabeza va más allá de ir de clásico o transgresor, pues desde su punto de vista, el Bitcoin es un activo que podría transformarse fácilmente en un sinónimo de paraíso fiscal a través de una burbuja financiera que terminaría por explotar y generar resultados negativos en las condiciones de vida de la población salvadoreña, lo que no suena tan descabello si tomamos en cuenta que uno de los puntos más débiles de esta cripto, es precisamente su volatilidad de precio… pues nadie valida el origen lícito de las transacciones con Bitcoin, ni se investiga su procedencia y además es presa fácil para cometer delitos.

Otra de las discusiones que envuelven la polémica ley de aprobación de la criptomoneda, es la que se podría generar en cualquier momento entre El Salvador y el Fondo Monetario Internacional (FMI), complicando de manera irreversible las pláticas que han venido realizando para la negociación de un programa de apoyo al país por más de 1.000 millones de dólares que tendrían como destino distintos proyectos en beneficio de la población y otras acciones que pretendían fortalecer su entorno macroeconómico.

Finalmente, pero no menos importante, el impacto ambiental por el explosivo consumo de energía que se desarrolla para crear una cripto a través de los enormes volúmenes de cálculos para verificar las transacciones, es un problema que trasciende más allá de las fronteras y que se pone en la mira de las organizaciones ecologistas de todo el mundo.

¿Una nueva llegada de inversores? No lo descartemos, pues uno de los incentivos para atraer nuevos capitales es no cobrar impuestos sobre las ganancias de capital en Bitcoin y la residencia permanente inmediata para quienes quieran invertir con esa criptomoneda en la economía salvadoreña.

¿Éxito o fracaso? El tiempo lo dirá, por lo pronto, el precedente de la nación salvadoreña se convierte en una importante avanzada para un futuro que nos espera a la vuelta de la esquina.

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